ACTUALIZACIÓN: Este restaurante ya no existe. En su lugar se encuentra otro, que por lo que ví el otro día tenía buena pinta.
Cuando vaya les dejaré por aquí mi opinión.
Muchas gracias por leerme.
Caminando por una trasversal de Triana, me encontré con el restaurante SAO. Con las luces apagadas tenía un aspecto muy íntimo ayudado por su pequeño tamaño. Le eché un vistazo a la carta que estaba en la puerta y la verdad es que me pareció que tenía platos muy creativos, y que los precios no eran excesivos. Por lo tanto, en cuanto tuve oportunidad, le hice una visita.
Cuando vaya les dejaré por aquí mi opinión.
Muchas gracias por leerme.
Caminando por una trasversal de Triana, me encontré con el restaurante SAO. Con las luces apagadas tenía un aspecto muy íntimo ayudado por su pequeño tamaño. Le eché un vistazo a la carta que estaba en la puerta y la verdad es que me pareció que tenía platos muy creativos, y que los precios no eran excesivos. Por lo tanto, en cuanto tuve oportunidad, le hice una visita.
Exactamente se encuentra en la calle Constantino, nº 5. Debido a su pequeño tamaño, les recomiendo que llamen para hacer una reserva previa (teléfono: 928 36 12 04), aunque el día que yo fui no había mucha gente.
La primera impresión cuando entré es que estaba demasiado iluminado. Me hubiera gustado más que las luces hubieran sido un poco más tenues, o que estuviesen en una disposición menos agresiva para los comensales, sobre todo en el grupo de mesas en el que yo me senté. Había otras, al lado derecho y fondo del restaurante, que no parecían estar tan “soleadas”.
El restaurante es más largo que ancho. Y tiene una decoración entre rústica y contemporánea, con listones de madera en una de las paredes, parquet y sillas de madera. Las mesas están decoradas con vasos con flores o ¡manzanas!
La carta no es muy amplia, solo ocupa dos páginas, pero todas las propuestas parecen interesantes. Además me gustó mucho la leyenda que se veía en su frontal, y que decía lo siguiente:
SAO: “Salix canariensis”. Endemismo canario. Arbusto que se encuentra en cualquier lugar con humedad constante todo el año. En Gran Canaria lo hallamos en el barranco de los Cernícalos y en las cuencas de los barrancos de Tejeda y Guinigüada.
Valoro mucho que los responsables de un restaurante se tomen la molestia de informar al visitante la historia de su nombre, o de su inspiración gastronómica.
La mayoría de platos son aperitivos o entrantes, y ofreciendo entre 3 o 4 platos para los platos fuertes de carnes y pescados. Digno de mención me parece que en la carta sugieren maridaje para dos platos (uno de quesos y otro de foie) que consta de una copa del vino correspondiente por 3,50 €.
En principio sirven un par de rebanadas de pan, y si a lo largo de la comida se acaba, ofrecen de nuevo. En cambio no lo acompañan de mantequilla, aceite o ninguna salsa ¡con lo que me gusta!
Como bienvenida nos dieron una copa Kir Royal, que es un cóctel con base de champán, y también nos obsequiaron con una especie de milhojas de verdura, que tenía zanahoria, calabacín y berenjena, con una gota de balsámico, servido sobre un plato de lo que me pareció laja. Muy original y rico.
En esta primera visita pedimos los siguientes platos:
- Saquitos de ternera con salsa de tomate agridulce: Presentados en un doble bowl con las piezas suficientes como para degustarlo a conciencia. Los saquitos estaban crujientes y sabrosos. La salsa tenía un fondo picante que le añadía alegría al plato.
- Wok de verduras con leche de coco y cilantro: Brócoli, champiñones, zanahoria, habichuelas, calabacín, pimiento rojo y espárragos trigueros, hechos al dente (algunos dirían incluso que la zanahoria se presenta un poco cruda) salteados con una salsa con base de coco, que aporta al plato un claro toque oriental. Para mi gusto había demasiadas habichuelas y brócoli, y muy pocos champiñones, pimientos y espárragos. La mezcla de verduras no estaba equilibrada. Un plato al que se le va cogiendo el puntillo según se va comiendo.
- Solomillo con setas a la crema de trufa: buena pieza de solomillo, acompañado de papas fritas (un poco saladas) y una salsa realmente sabrosa. La carne estaba tierna y el punto que se pidió.
- Arroz meloso con manzana y majorero picón. Me pareció bastante original eso de meterle manzana a un arroz y por eso lo pedí. En el arroz estaba presentado con queso majorero por encima y no se notaban los trozos de fruta pero sí le aportaba un dulzor especial. Recomiendo pedirlo para compartir.
Para terminar con buen sabor de boca, pedimos un postre para compartir. En este caso un bizcocho caliente de chocolate con un toque de Baleys. En realidad era como un suflé acompañado de una bola de helado de vainilla. Me encanta la textura de estos dulces con el chocolate cremoso por dentro.
El servicio constaba de dos camareras, muy atentas y eficaces. En ningún momento tuvimos la sensación de esperar más de la cuenta.
El precio final con agua y copa de vino, fue de 52,80 €.
A mí me gustaría repetir, para pedir otros platos de la carta que también me parecieron muy interesantes.
Espero que les haya gustado la entrada de hoy. Un saludo.
El otro dia siguiento el consejo de nuestra bloguera,probé esté sitio y salí encantada,ya no sólo por la comida,que estaba deliciosa,sino por lo acogedor del lugar.Para el que esté planeando ir un dia de estos,una sugerencia:"Foie mi cuit",un rico foie acompañado de unos biscochitos de pan muy finitos y una especie de mermelada,cuya combinación tenía como resultado un bocadito perfecto.UMMMMMMMM
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aporte, Naza. Ese es el espíritu de este blog.
ResponderEliminarUn saludo muy fuerte, y me alegra mucho que hayas disfrutada de una maravillosa velada :)
Fui al restaurante después de leer su crítica y me encantó. Seguiré este blog con mucho interés.
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